No hay duda que la chica sabe escribir. Si bien el género de la novela está más tirando a la narrativa femenina o sentimental. Claros ejemplos de autoras parecidas podría ser Nora Roberts que anda a caballo de ambos géneros en gran parte de su obra (ejemplo: Las viñas de Napa Valley).
Es una novela cargada de sentimientos y donde ambos protagonistas principales tienen un carácter férreo que no les permite dar su brazo a torcer.
Es un libro que merece la pena leer aunque su ritmo es lento. Una novela donde la protagonista huye dejando atrás su vida para refugiarse en una tierra poco menos que olvidada de la mano de Dios. Allí pretende reflexionar sobre lo que quiere hacer con su vida después de un gran desengaño que en principio la autora no deja claro al lector.
En un momento de la historia, la protagonista se encuentra entre dos amores. Por un lado Diego, su jefe casado que ha sido el primer hombre en su vida pero cuya relación sabe que no lleva a ningún puerto. Por otro Jon, un atractivo y zafio veterinario que no puede ni verla y que le reprocha su poca humanidad hacia un abuelo al que nunca quiso conocer.
Como digo es una obra al estilo de Mary Nickson, Rosamunde Pilcher o Nicholas Sparks.
No es una historia de pasiones arrolladoras, es un amor que va creciendo con el tiempo y, a la par que los protagonistas, va madurando y haciéndose fuerte.
Como ya he dicho no la consideraría romántica pura, al igual que el libro de Raquel Rodrein, va un paso más allá.
A mí me ha gustado mucho y la recomiendo.
