sábado, 20 de noviembre de 2010

beleth, en Noche en Almack´s

Noche en Almack´s

Soñando con el valle de Roncal

Por norma general trato de mantenerme alejada de los libros de romántica escritos por autoras españolas ya que, normalmente, suelo encontrarme con historias demasiado trilladas, mala redacción y demás, pero esta vez ha sido totalmente diferente y me alegro de haberme atrevido con él.

A pesar de ser la primera novela que escribe la autora, se nota lo mucho que le gusta escribir y ojalá podamos ver más obras suyas en un futuro no muy lejano.

Beatriz Ochoa de Olza es una mujer que, tras sufrir un tremendísimo desengaño amoroso, decide regresar a sus raíces y, de paso, alejarse un poco del asfaltado mundo y de la dura realidad. Para ello se auto-exilia en el pequeño pueblo navarro de Roncal aprovechando que su abuelo le dejó allí una casa como herencia.

Cuando llega allí, su primera impresión es que sus zapatos de tacón y sus trajes de diseño no encajan en absoluto en ese verdoso ambiente. Poco a poco, se irá adaptando al clima, empezará a disfrutar de la naturaleza y sentirá que ahí es donde está su verdadero hogar.

Jon, que era casi como un hijo para Ignacio, le hará la vida imposible al principio debido a que piensa que no se merece su herencia. Pero lentamente la relación irá por otros caminos más interesantes y, en cuanto aprenden a conocerse y a adaptarse, el amor se hará un hueco en sus corazones.

Es una historia de amor llena de emociones, muy intensa y que engancha al lector de principio a fin. La autora sabe mantener la tensión en todo momento, llegando a crear situaciones que te dejan sin aliento y escenas fantásticamente ambientadas hechas para dejarnos con muchísimas ganas de ir a ese pueblecito tan maravilloso.

Lo que más me ha gustado de la historia es lo mucho que se nota la evolución de los personajes, como al principio casi no se pueden soportar y como, sin prisa pero sin pausa, ambos se van instalando en el corazón del otro para no marcharse jamás. Los paseos a caballo, las duras jornadas de trabajo fabricando queso, la ardua tarea de esquilar a las ovejas… Todo esta hecho para que, sin que se den cuenta, compartan momentos únicos e irrepetibles.

Los diálogos entre ambos también son otra cosa digna de ser mencionada, partiendo de una situación inicial donde continuamente están retándose el uno al otro hasta llegar a momentos donde la provocación es la norma.

“- ¿Conoces esos anuncios de coches en los que aseguran que se ponen de cero a cien en siete segundos? - preguntó con guasa, y acercó su rostro para susurrarle bajito - : Pues yo no necesito tanto tiempo.”

Una ambientación que os encantará -con sus ríos, sus verdosos paisajes, sus caserones de pueblo- mezclada con un romanticismo que solo podría desarrollarse en un lugar tan idílico como ese. Toda una maravilla.