domingo, 6 de noviembre de 2011

Cristina en Leyendo Entre Horas



Estamos ante el primero libro de Ángeles Ibirika, una escritora a la que desde este maravillo libro sigo muy de cerca.

Yo no suelo leer novelas románticas, así que cuando llegó este libro a mis manos, se quedó en la pila de “pendientes”. Pero mi madre, que es la que me lo regaló, decidió leerlo antes que yo y decirme cada día lo muchísimo que la estaba gustando (¡¡tenía hasta que taparme los oídos para que no me destripara el libro!!). Y como para mí la opinión de mi madre es como la del mejor critico literario, cuando lo terminó decidí ver si tenía razón y era tan bueno.

Una vez empiezas a leer el libro es imposible parar, porque te hace involucrarte en la relación de los dos protagonista, sientes frustración y te dan ganas de gritarles y de pegarles collejas (sobre todo a Jon, que es un cabezota) y luego te emocionan y te hacen suspirar.
Me he reído y llorado, me he emocionado, me he frustrado con ellos… pero sobretodo he sentido como si estuviera en el Valle del Roncal, podía imaginarme las casas, las calles, los árboles, los colores, etc.

Leer este libro ha sido una aventura apasionante, porque los personajes están tan bien logrados, que aunque te pongan de los nervios con sus “tira y afloja”, los entiendes y piensas que seguramente tu hubieras hecho lo mismo y el entorno en el que se desarrolla la historia es tan mágico que te invita a formar parte de el.

Debo decir que Jon me enamoró, es ese hombre testarudo, sexy, rudo…con una ternura y una pasión, que cuando las saca a la luz hace que te tiemblen hasta las piernas.

Ángeles Ibirika ya forma parte de mi lista de escritoras a las que no me puedo perder, porque su forma de escribir es apasionante, de tal manera que cuando acabas de leer el libro, estas con una sonrisa en la boca y un suspiro en los labios, por haberlo terminado.

Puntuación: 5/5